Ahora que los faros LED se están poniendo de moda, es momento de saber realmente de lo que estamos hablando, dado que la variedad de productos existentes en el mercado es tal que no resulta difícil que puedan darnos gato por liebre.
Cada vez que llega una nueva tecnología se produce un cierto efecto de niebla. Un efecto que puede llevar a algunos usuarios a pensar que un producto está dentro de esa nueva tecnología, pero que en la realidad no lo está todo lo que debería. Es lo que está ocurriendo, por ejemplo, con los nuevos faros y sistemas de iluminación para coche basados en tecnología LED, en los que conviven sistemas íntegramente basados en LED con otros que cuentan también con otros sistemas más antiguos, como la iluminación halógena.
Puesto que la información es poder y que no queremos que nadie te tome el pelo, vamos a analizar en qué consiste cada uno de estos productos, así como a saber cuáles son sus diferencias y semejanzas, así como a conocer en qué debemos fijarnos para no caer en la trampa cuando busquemos las mejores bombillas LED para coche (verifica en este enlace algunas opciones de compra) o cuando tengamos previsto comprar un nuevo vehículo y queramos equiparlo.
En qué consiste la tecnología LED
Como primer paso, veamos en qué consiste la tecnología LED. En la actualidad, esta tecnología está presente en prácticamente todo lo que nos rodea, desde tu televisor de pantalla plana o Smart TV a los semáforos de las calles o incluso a tu móvil. Todos estos elementos llevan LEDS en sus pantallas o sus carcasas.
Estos pequeños elementos transmisores de luz, llamados diodos, tienen la ventaja de contar con un consumo de energía extremadamente reducido, al tiempo que se pueden fabricar en todo tipo de tamaños, dependiendo de las necesidades concretas del uso que se les vaya a dar. Por tanto, en el caso de los vehículos, los LED pueden adaptarse a todo el alumbrado, desde el interior hasta los faros frontales o las luces de los intermitentes.
En el caso concreto de los faros para coche, los que más nos interesan, estos suelen incluir una serie de diodos de altísima potencia, de modo que puedan suplir con nota el efecto de las luces halógenas o de xenón, que suelen utilizarse habitualmente a la hora de alumbrar la carretera durante la noche. La alta intensidad de estos diodos permite obtener un brillo mayor en ruta, sin molestar a quien viene de frente. Y además, estas luces generan un tono de luz más frío, más cercano al blanco o incluso al azul que al amarillo convencional de las luces de siempre, de modo que la luz no modifica la imagen que vemos en carretera.
Full LED y LED, no tan iguales como parece
Dicho esto, es momento de ver la principal diferencia entre la tecnología Full LED y la LED a secas. Empezando por la primera, esta tecnología es la que utiliza única y exclusivamente elementos de LED en la iluminación del vehículo, de modo que tanto la luz de posición como los elementos de luz que sirven para alumbrar la carretera están fabricados con tecnología de LED.
Sin embargo, en el caso de los modelos que solo son LED, es habitual que esta tecnología no sea la única, de modo que en la zona de los faros encontremos otros elementos de tecnología más antigua, como puedan ser luces halógenas o de xenón. Por tanto, si alguien nos dice que nos está vendiendo un producto LED en el que encontramos estas tecnologías mezcladas resulta obvio que no es todo lo bueno que debería ser. De hecho, estos sistemas LED tienen algunos inconvenientes frente a los Full LED, como veremos más adelante.
Cómo distinguir un LED de un Full LED
Partamos de la base de que distinguir unos faros o unas bombillas Full LED de unas que mezclan tecnologías no es del todo sencillo, por las similitudes entre ambas tecnologías y también por el marketing que suelen emplear a la hora de vendernos este producto. Pero sí hay algunos elementos que pueden darnos pistas respecto de si las luces son realmente de LED puras o no.
Entre estos elementos tenemos el color de la iluminación. Como hemos comentado, un producto LED puro tiende a emitir una luz más blanca, cercana al azul, mientras que un producto mixto o no puro generalmente tenderá más a generar luz amarilla halógena o bien a la luz propia de los faros de xenón. También es normal que la luminosidad de los faros LED sea inferior a la de los Full LED, por los elementos usados en su fabricación.
Finalmente, conviene también echarle un vistazo a la propia bombilla en sí, dado que en algunos modelos puede verse visualmente los elementos ajenos a una bombilla de LED convencional o pura. Es algo que ya requiere de cierta vista y conocimiento, pero es posible hacerlo.
Los inconvenientes
Como punto final, veamos algunos de los inconvenientes que tiene un producto que no sea Full LED respecto de uno que sí lo es. El primero es el perjuicio económico, dado que nos están “colocando” salmón de primera a precio de boquerón. Pero también tenemos el problema de la durabilidad, de modo que las luces LED simples deberán cambiarse antes que unas Full LED, lo que también afecta a nuestro bolsillo.
Por otra parte, este tipo de luces no son tan eficientes a la hora de alumbrar y también pueden dar problemas con tecnologías avanzadas, como los sistemas de ajuste de altura de dicha luz o bien los que tengan que ver con la orientación de las luces, como en los vehículos que disponen de sistemas de iluminación activa, que enfocan la misma en la dirección de la curva. Así que por todos estos motivos conviene tener el máximo cuidado y verificar que estamos comprando realmente lo que necesitamos para que nuestro vehículo nos alumbre durante la noche.
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