Disponer de un coche propio es algo que requiere de una cierta inversión pero también de un gasto frecuente en cuestiones como combustible, seguros o mantenimiento. En este último aspecto, tenemos varias posibilidades de ahorro que, aplicadas con inteligencia, hacen más llevadero este coste.
Uno de los puntos clave para mantener nuestro vehículo en buen estado es llevar su mantenimiento al día. Sin embargo, esta tarea tiene un coste considerable y que, dependiendo de los trabajos a realizar, puede suponer un importe difícil de asumir. Afortunadamente, tenemos algunos trucos con los que ahorrar en el mantenimiento de nuestro vehículo, sin poner en riesgo nuestra seguridad ni afectar a la vida útil de nuestro coche.
Lleva el mantenimiento al día
El primer consejo que tenemos que darte es llevar el mantenimiento del vehículo al día de la forma más estricta posible. Si le echas un vistazo al manual del propietario, encontrarás las tablas de mantenimiento, en las que se indican las operaciones que debes realizar y en función de qué intervalos de kilometraje.
Es muy importante no exceder demasiado estos plazos puesto que si lo haces es posible que el vehículo se deteriore de forma prematura o no rinda todo lo bien que debería. Así que no pasa nada por exceder unos pocos kilómetros una cierta operación de mantenimiento, pero circular más de 1.000 kilómetros con un aceite que ya debería haber sido cambiado no es una buena idea, ni tampoco una medida de ahorro adecuada.
El tiempo también importa
A la hora de hablar de mantenimientos, es habitual que nos fijemos solo en la parte de los kilómetros, pero olvidemos que el tiempo también tiene su influencia en las diferentes piezas de nuestro vehículo. Una prueba la tenemos en los aceites, que deben cambiarse una vez superado el kilometraje establecido por el fabricante o bien cada año. Algo parecido ocurre con el filtro del aire, cuya vida es de 15.000 kilómetros aproximadamente, o un año de vida.
Para mantenerlo todo controlado, no está de más tener un registro de las diferentes operaciones de mantenimiento que realices en el vehículo, apuntando el kilometraje de cada pieza que cambies. Algo que te ayudará a llevar tu vehículo al día, especialmente en caso de que tu coche no haga demasiados kilómetros al cabo del año. Una medida que nos ahorrará dinero en futuras averías y mantendrá el coche en mejor estado durante toda su vida útil.
El concesionario es prescindible
Cuando se trata de realizar el mantenimiento de nuestro vehículo, todavía son muchos los conductores que piensan que el mismo debe hacerse obligatoriamente en el concesionario oficial de la marca. Aunque durante mucho tiempo esto fue así, hoy día el usuario tiene libertad plena para realizar los mantenimientos en el taller que desee, incluso si el vehículo se encuentra en garantía.
El único requisito que establece la ley para que esa garantía siga siendo válida es que el taller en el que realicemos ese mantenimiento lo haga conforme a los estándares establecidos por la marca y que figuran en el libro del coche. Una vez acabado el proceso, el propio taller se encargará de sellar ese libro de mantenimiento y la revisión tendrá la misma validez, a efectos de garantía, que si se realiza en este taller oficial. Una solución que puede ahorrarnos una buena cantidad de dinero, puesto que los precios de las revisiones y mantenimientos en los concesionarios oficiales suelen ser bastante más altos que en otro tipo de talleres.
Ojo con las ofertas
Es habitual que muchos talleres te ofrezcan paquetes completos para el mantenimiento, que incluyen ciertas operaciones básicas, tales como el cambio de aceite, de filtros y una revisión general a un precio cerrado. Estas ofertas no siempre son lo más conveniente, especialmente en los vehículos más sencillos, en los que realizar estas operaciones por separado, o incluso hacerlas nosotros mismos tal como veremos en el apartado siguiente, puede ser más económico.
Una solución para no caer en este error es pedir presupuestos personalizados, que incluyan solo las operaciones que necesitamos hacer y ver si realmente hay diferencia de precio con esa propuesta completa que hace el taller. Y ya que hablamos de talleres, no saques nunca de tu evaluación los talleres pequeños y de barrio. Muchas veces pueden ofrecernos presupuestos más baratos y atractivos que las grandes cadenas de talleres.
Hazlo tú mismo
Hay ciertas operaciones de mantenimiento que no requieren de unos grandes conocimientos en mecánica, ni tampoco de maquinaria compleja para su ejecución. Así que, si eres un poco mañoso, no es mala idea encargarte tú mismo de estas operaciones más básicas y ahorrarte así unos euros en el proceso.
En este apartado, cuentas con la ayuda que nos ofrecen los comparadores de recambios. Hablamos de páginas como la que nos ofrece Daparto, donde no tienes más que introducir los datos de marca, modelo y versión de tu vehículo para acceder a un listado completo de todos los recambios disponibles, viendo al momento la oferta de marcas y precios para cada pieza. Una solución muy sencilla con la que puedes tener al momento un vistazo de todo el mercado, ver los diferentes precios y marcas y optar por aquel modelo que te resulte más conveniente. Además, la base de datos de Daparto impide que nos equivoquemos y compremos una pieza que no corresponde a nuestro modelo, evitando así devoluciones y las molestias que esto conlleva.
Ajusta los recambios al uso del vehículo
Igual que no tiene mucho sentido gastar miles de euros en un ordenador ultrapotente para navegar por internet, tampoco tiene demasiado sentido comprar los recambios más caros del mundo para un vehículo que apenas se va a mover o los más simples para un coche de alto kilometraje. Tal como podemos ver en cualquier comparador de recambios, existe una gama muy completa de propuestas para cualquier pieza de nuestro vehículo, que va desde opciones económicas y solventes a otras de alto coste y exigencia.
Así pues, si tu coche no va a moverse demasiado por la razón que sea, siempre puedes ahorrar un poco comprando recambios de línea media y no de primeras marcas. Un principio que podemos aplicar, por ejemplo, a los neumáticos, a la marca de aceite elegida o bien a los filtros, entre otros elementos habituales de cualquier mantenimiento. Estos productos de línea media responden bien en condiciones normales de uso y, si un día el vehículo vuelve a rodar con más intensidad, siempre puedes volver a esa línea premium si lo necesitas, aunque tampoco es imprescindible.
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